En honor de la Virgen de los Dolores y como culminación de la Cuaresma iniciada el Miércoles de Ceniza, cada año en la Semana de Pasión se celebra en la Iglesia de El Salvador el Septenario de la Virgen, que acaba precisamente el Viernes de Dolores.
Sus orígenes se remontan al siglo XVIII donde, en el Altar Mayor, se coloca sobre pedestal la imagen de la Virgen Dolorosa. Cada primavera, un predicador es el encargado de celebrar la Santa Misa y pronunciar la homilía correspondiente. En ocasiones, ha habido un orador distinto para cada día del septenario y, a continuación, tiene lugar el canto de los Dolores de María por una coral acompañada por una orquesta de cuerda. Este es el culto principal que realiza la Cofradía durante el tiempo de Cuaresma.
El texto de los dolores de la Virgen procede de los que se conservan en la cercana población de Crevillente desde los primeros años de este siglo, y fueron traídos a nuestra ciudad por el industrial de la vecina localidad que residía en la nuestra, D. Manuel Torres Giménez (†) y el sacerdote D. Felipe Navarro (†).
En diferentes ocasiones han sido prelados de nuestra Diócesis, o foráneos, quienes han celebrado esta solemne eucaristía preparatoria para la semana santa. Excmo. y Rvmo. Sr. D. Victorio Oliver en 1998, Excmo. y Rvmo. Sr. D Rafael Palmero ( †) en 2010, Excmo. y Rvmo. Sr. D Jesús Murgui en 2014 y Excmo. y Rvmo. Sr. D Francisco Cases (2023).
En esta ceremonia nuestros nuevos cofrades juran las reglas de la cofradía y reciben de manos de el Hermano Mayor la medalla de cofrade. En el transcurso de la misma se rinde honores a nuestra Sagrada Titular con el Saluda del trencaor/a del año anterior, tras lo cual es nombrado portador del Simpecado de la Virgen para ese año.
Primer dolor
La profecía de Simeón
(Lc 2, 22-35)
¿Y tan pronto, Simeón,
dura muerte profetizas?
¡Ay! ¿No ves cuan martirizas
de la Madre el corazón?
Por tan acerbo dolor,
¡oh, Virgen!, cuando expiremos,
haced que el alma entreguemos
en los brazos del Señor.
Segundo dolor
La persecución de Herodes y la huida a Egipto
(Mt 2, 13-15)
¡Qué congoja cuando visteis
perseguido al tierno infante!
Y con desvelo anhelante
en Egipto os guarecisteis.
Por tan acerbo dolor,
¡oh, Virgen! cuando expiremos,
haced que el alma entreguemos
en los brazos del Señor.
Tercer dolor
El niño perdido en el templo
(Lc 2, 41-50)
Deshecha en un mar de llanto,
busca al Hijo amoroso.
Yo le perdí caprichoso
y no muero de quebranto.
Por tanto acerbo dolor,
¡oh, Virgen! cuando expiremos,
haced que el alma entreguemos
en los brazos del Señor.
Cuarto dolor
María se encuentra con su hijo camino del calvario
(Vía Crucis, 4ª estación)
Bañado en sangre y sudor,
le encuentras, ¡ay!, sin figura.
Madre, ¿cuál fue su amargura!
Hijo, ¿cuál fue tu dolor!
Por tan acerbo dolor,
¡oh, Virgen! cuando expiremos,
haced que el alma entreguemos
en los brazos del Señor.
Quinto dolor
Jesús muere en la cruz
(Jn 19, 16-30)
¿Cómo tu angustia medir?
A tu Hijo sin refrigerio
contemplas, en improperio
y tormento atroz, morir.
Por tan acerbo dolor,
¡oh, Virgen! cuando expiremos,
haced que el alma entreguemos
en los brazos del Señor.
Sexto dolor
El cuerpo de Jesús es descendido de la cruz y recibido por su madre
(Mc 15, 42-46)
Y es ese tu dulce bien,
tu esposo, tu dueño amado.
¡Ay, Madre! ¿En qué han parado
las delicias de Belén?
Por tan acerbo dolor,¡oh, Virgen! cuando
expiremos,
haced que el alma entreguemos
en los brazos del Señor.
Séptimo dolor
Sepultura de Jesús
(Jn 19, 38-42)
Quedo sin mi dulce amado,
no me llaméis venturosa.
¡Ay! una fúnebre losa
esconde su cuerpo helado.
Por tan acerbo dolor,
¡oh, Virgen! cuando expiremos,
haced que el alma entreguemos
en los brazos del Señor.